Ahora mismo, tal y como estoy, con el portátil sobre las
rodillas, acabo de tener una reflexión que me gustaría compartir con todos
vosotros. Es posible que no sea una novedad pero me ha hecho sentirme mejor.
Muchos de nosotros, estamos como locos buscando un trabajo, algunos para hacer
frente a los gastos de un hogar o para poder tener esos gastos de una vez por
todas, otros para que no les sobre mes al final de la paga de sus padres o
simplemente, porque llevamos toda la vida estudiando, aprendiendo, y queremos
pensar que nos ha servido para algo. Pues bien, hasta ahí creo que todos de
acuerdo. Pero aquí viene mi reflexión. Cuando veo que pasa el tiempo, y sigo en
desempleo, mi frustración crece y empiezan las dudas, ¿y si no valgo para
esto?, nadie me quiere, nadie me llama, nunca tendré un trabajo… llegas a
sentir que estás mendigando por cualquier cosa, te agarrarías a lo más mínimo,
suplicarías porque alguien te diera una oportunidad, aunque sólo sean unos
meses y con una retribución mínima, cual perrillo hambriento que espera a que
caiga una miga de pan al suelo de algún transeúnte.
Pero hasta aquí hemos llegado.
¡SONRÍE! Es gratis
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